jueves, 17 de abril de 2008

Derechos Humanos y pedagogía
Dentro del tema que estamos desarrollando actualmete en esta área me parece interesante compartir con ustedes tres ejes fundamentales que estamos desarrollando en un guíon museológico en diferentes municipios de Antioquia, por medio de un proyecto llamado "Museo de Antioquia Itinerante" a través de las obras de Fernando Botero, con las cuales trabajamos el tema de los derechos humanos a partir de estos ejes:
Dignidad
La preocupación por la dignidad es un tema universal, las declaraciones de los Derechos Humanos la reconocen y tratan de protegerla e implantar el respeto que merece. Los errores que pueda haber en la formulación de esos derechos no invalidan la aspiración fundamental que contienen, todo ser humano es digno por sí mismo y debe ser reconocido como tal. El ordenamiento jurídico y la organización económica, política y social deben garantizar ese reconocimiento.

Cuanto más fijamos la mirada en la singular dignidad de la persona, más descubrimos el carácter irrepetible, incomunicable y subsistente de ese ser personal, un ser con nombre propio, dueño de una intimidad que sólo él conoce, capaz de crear, soñar y vivir una vida propia, un ser dotado del bien precioso de la libertad, de inteligencia, de capacidad de amar, de reír, de perdonar, de soñar y de crear una infinidad sorprendente de ciencias, artes, técnicas, símbolos y narraciones.

Dignidad es una palabra que significa valor intrínseco, no dependiente de factores externos. Algo es digno cuando es valioso de por sí y no sólo por su utilidad. La utilidad es algo que se le añade a lo que ya es. Lo digno debe ser siempre respetado y bien tratado. En el caso del hombre su dignidad reside en el hecho de que es, no un qué, sino un quién, un ser único, insustituible, dotado de intimidad, de inteligencia, voluntad, libertad, capacidad de amar y de abrirse a los demás. Ser persona es un absoluto en el sentido de algo único, irreductible a cualquier otra cosa.

Identidades
Dadas las dinámicas de globalización y aculturación en las que están inmersas nuestras sociedades, es urgente hacer un acercamiento intimo con nuestros ciudadanos que permita reconocer su papel protagónico en el mundo y su potencialidad al construir con cada individuo, hombre, mujer, niño, anciano, proyectos de vida en interacción constante con los otros.


Al tiempo que se construye y reconstruye la historia, el sujeto puede reconocerse como parte de una red solidaria. Una alternativa histórica viable exigirá el reconocimiento de la identidad a partir de saberes, imaginarios y memorias diversas, además del restablecimiento del diálogo intercultural que aporte a la población la dignidad y el reconocimiento mutuo imprescindibles para abordar un proyecto social incluyente.


Territorio
El individuo se constituye como sujeto mediante el proceso de identificación del “yo” por el cual es construido desde un espacio social, de un territorio de identificaciones por las cuales logra ser sujeto para sí y para los otros.


Es necesario que hagamos un ejercicio consciente de cómo se han configurado nuestros territorios, como son en la actualidad desde todas las dinámicas y dimensiones que le involucran. Ha cambiado el territorio de la construcción del sujeto y por consiguiente lo que ha cambiado es el sujeto mismo, hay una transformación geográfica del contexto, pero también del texto, de la narración del “yo”.

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