jueves, 17 de abril de 2008

Dignidad
La preocupación por la dignidad es un tema universal, las declaraciones de los Derechos Humanos la reconocen y tratan de protegerla e implantar el respeto que merece. Los errores que pueda haber en la formulación de esos derechos no invalidan la aspiración fundamental que contienen, todo ser humano es digno por sí mismo y debe ser reconocido como tal. El ordenamiento jurídico y la organización económica, política y social deben garantizar ese reconocimiento.

Cuanto más fijamos la mirada en la singular dignidad de la persona, más descubrimos el carácter irrepetible, incomunicable y subsistente de ese ser personal, un ser con nombre propio, dueño de una intimidad que sólo él conoce, capaz de crear, soñar y vivir una vida propia, un ser dotado del bien precioso de la libertad, de inteligencia, de capacidad de amar, de reír, de perdonar, de soñar y de crear una infinidad sorprendente de ciencias, artes, técnicas, símbolos y narraciones.

Dignidad es una palabra que significa valor intrínseco, no dependiente de factores externos. Algo es digno cuando es valioso de por sí y no sólo por su utilidad. La utilidad es algo que se le añade a lo que ya es. Lo digno debe ser siempre respetado y bien tratado. En el caso del hombre su dignidad reside en el hecho de que es, no un qué, sino un quién, un ser único, insustituible, dotado de intimidad, de inteligencia, voluntad, libertad, capacidad de amar y de abrirse a los demás. Ser persona es un absoluto en el sentido de algo único, irreductible a cualquier otra cosa.

Identidades:
Dadas las dinámicas de globalización y aculturación en las que están inmersas nuestras sociedades, es urgente hacer un acercamiento intimo con nuestros ciudadanos que permita reconocer su papel protagónico en el mundo y su potencialidad al construir con cada individuo, hombre, mujer, niño, anciano, proyectos de vida en interacción constante con los otros.

Al tiempo que se construye y reconstruye la historia, el sujeto puede reconocerse como parte de una red solidaria. Una alternativa histórica viable exigirá el reconocimiento de la identidad a partir de saberes, imaginarios y memorias diversas, además del restablecimiento del diálogo intercultural que aporte a la población la dignidad y el reconocimiento mutuo imprescindibles para abordar un proyecto social incluyente.


Obras:
Colombiana. 1993 Trabajadores. 1994



Territorio
El individuo se constituye como sujeto mediante el proceso de identificación del “yo” por el cual es construido desde un espacio social, de un territorio de identificaciones por las cuales logra ser sujeto para sí y para los otros.

Obras:
El Balcón. 1990; Canasta con Frutas. 1973; La Colombiana. 1981

Es necesario que hagamos un ejercicio consciente de cómo se han configurado nuestros territorios, como son en la actualidad desde todas las dinámicas y dimensiones que le involucran. Ha cambiado el territorio de la construcción del sujeto y por consiguiente lo que ha cambiado es el sujeto mismo, hay una transformación geográfica del contexto, pero también del texto, de la narración del “yo”.

Obras:
Ex – Voto. 1970 El Pueblo. 1995


El Guión adquiere gran sentido en el contexto sociocultural donde es necesario indagar por comunidades que en el año 1997 se auto definían cómo “una comunidad con posibilidad renovadora del mundo, que comienza desde su propia realidad, con posibilidad de cambio en donde se involucra la conciencia personal como agente del cambio; con una misión importante frente a si misma, el mundo y el universo, comprendiendo que además de esa responsabilidad tiene el derecho a la construcción de una vida digna y es merecedora de esa felicidad”.[1]


[1] Pedro L Betancur, Un Vuelo sobre el Territorio, plan de ordenamiento territorial y ambiental de la subregión de embalses, Plan aguas. CORNARE – MASER, 1998-

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