domingo, 4 de mayo de 2008

A flor de piel

Parece que en nuestro país, el castigo para las violaciones a los derechos humanos, es solo para los de ruana, la burguesía tira la piedra y esconde la mano, y esta piedra da justo en la cara del ciudadano, pero la desesperada y continua búsqueda de llenar las arcas de la clase dirigente, dictan leyes en contra del ciudadano como la ley 50 del 90, donde se le quitan las garantías de la calidad de vida de nuestros futuros pensionados, asegurándoles una calidad de vida des virtuosa a nosotros los futuros ancianos, y eso que sin contar el aumento de la edad de pensión, con la disculpa de mejorar y dar oportunidad a la gente desempleada, y que hasta hora no se han visto los supuestos resultados exitosos. Así que no solo Hitler, Mancuso, Marulanda o parecido, viola los derechos humanos, los derechos humanos también se violan desde el senado, el palacio de Nariño, o la casa blanca (Vietnam, Iraq, Afganistán, Bosnia, etc.)
Esta actitud de discriminación y abuso de autoridad sobre la sociedad, acarrea desordenes sociales y pobreza, negando el derecho a una vida económica y culturalmente digna. Es inaudito, que en la ciudad de Santa Marta, cantidad de niños mendiguen a los turistas en los restaurantes, mas el servicio de salud tan precario para los pobres, cuando al frente en toda la bahía, buques de bandera extranjera sale con miles de toneladas de carbón, claro las ganancias son para una potencia extranjera, así que ¿quien es el que esta violando los derechos del niño del hombre en general, su vejez y la equidad en el servicio de salud? Aquí ya no hay de que hacer un caldo, ni el capitalismo ni el socialismo, o sino miremos a los chinos con los tibetanos, donde esta el derecho a la libertad y el respeto por la independencia y diversidad cultural, confunden la no agresión con una supuesta debilidad, además parece que el mundo esta de acuerdo al participar en lo juegos olímpicos. Ahora mirémonos a nosotros mismos, como tratamos a nuestras esposas, nuestros hijos, nuestro compañero negro, o a nuestro vecino, o si estamos deseando que E.E.U.U invada a Venezuela o viceversa. Por eso pienso que el tratado de los derechos humanos no solo lo encontramos en los libros o en la red, están bien acuñados en nuestros corazones, todos en el fondo tenemos a un Gandhi o a un Martin luther King, BUSQUEMOS.

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